La poesía como búsqueda
generacional, la poesía como identidad - Sobre la Colección Los Detectives
Salvajes, de la editorial libros de la
talita dorada
Por Julián Axat
“Tengo diecisiete años, me llamo Juan García Madero,
estoy en el primer semestre de la carrera de derecho. Yo no quería estudiar
Derecho sino Letras, pero mi tío insistió y al final acabé transigiendo. Soy huérfano.
Seré abogado… pero al cabo de un mes me inscribí en el taller de poesía…”
Bolaño/García Madero
Yo estaba al final de la adolescencia, cuando me di cuenta
que estudiar abogacía era sacarme de encima una imposición familiar. Quería
escribir poesía, quería leer poesía. Poeta es el poema. A los 23 años tuve la
toga, se la mostré a mi familia, todos (jurídicamente) contentos. Entonces me
dije: ahora quiero ser poeta, y comencé a trazar versos en todas las hojas que
tenía a mano. Mi historia como abogado es aburrida hasta que cumplí 31 años. Lo
que vino después, mi historia como defensor juvenil, no viene ahora al caso…
Hace siete años más
o menos, un día se me acerca Juan Aiub, compañero de HIJOS, de errancias, escraches,
compañero de difíciles 90… Recuerdo que me dijo: “a vos que te gusta la poesía,
fijate esto… decime si vale la pena…”. Y
me dio un pequeño cuaderno azul amarilloso, con poemas garabateados con cierta
prolijidad. Era el libro que su papá Carlos Aiub había escrito antes de ser
secuestrado, y que los milicos dejaron tirado luego de revolver toda la casa. Ahí
estaban los “versos aparecidos”, el primer libro de nuestra colección Los
Detectives Salvajes (LDS).
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